domingo, 2 de agosto de 2015

Entonces, para qué aprender historia en el Perú.

Aprender y enseñar es un proceso dialéctico en el que los sujetos aprenden y enseñan al mismo tiempo. Este al menos es la forma en que se evidencia este proceso a la hora de aprender un conocimiento en particular. Cierta ocasión un estudiante de escuela media me interrogó: ¿Profe, para qué estudiar historia..? Al instante creí en lo significativo que resultaba la pregunta y la complejidad que al mismo tiempo resultaba. Era inicio de año escolar y este incidente resultó valioso para presentar el área. Es importante aprender historia por las siguientes razones, le dije:

1. Para apreciarnos mejor a nosotros mismos.

Todas las grandes naciones, como las antiguas y modernas de Europa, al mirarse a sí mismos se encuentran civilizadas, grandes, únicas y miran a los pueblos extranjeros como menos importantes, bárbaros o salvajes. Los incas usaron este mismo mecanismo para fortalecerse como nación. Sin embargo, luego de la conquista española, por múltiples razones surgió un complejo colectivo inverso en nuestra sociedad: mirar con admiración al extranjero que consideramos civilizado, y auto flagelarnos al considerar que nuestras raíces indígenas son más bien bárbaras indias y casi prescindibles. Ninguna sociedad se ha convertido en nación apoyada en un mecanismo de esta naturaleza. Creo que la historia, contada de manera objetiva en el Perú, puede ayudar a liquidar este complejo a través de un conocimiento más objetivo del significado de las sociedades andinas, su proceso histórico, sus tecnologías, su cultura, sus logros y resultados. Tenemos que aprender a mirar a nuestros ancestros prehistóricos como los europeos miran a los griegos y romanos, no les podemos pedir el hierro, la rueda, las matemáticas, la filosofía y la escritura sino los sistemas que construyeron y las tecnologías que descubrieron para establecer un adecuado control y manejo de sus ecologías.

2. Para conocer mejor el presente.

Los pueblos antiguos, como el griego y el romano, se consideraron únicos, hicieron una historia inmediata de sí mismo y caducaron muy pronto. Nuestros incas, no interesados en la historia como desenvolvimiento irreversible sino como repetición, terminaron atrapados en el mito y en la mentalidad mítica, tal como la entendemos hoy día, no permite pensar nuestro destino común como proceso irreversible, inteligible, caprichoso, impredecible, pero con una direccional que es necesario descubrir y conocer…

3. Por una razón de objetividad.

Nunca hemos tenido una memoria tan rica, tan extensa y tan polémica. Estos avances, aplicado nuevos métodos y técnicas, nos han permitido tener un conocimiento más objetivo de la historia humana y, a la vez desembarazarnos de míos, fabulas y prejuicios… 

En el Perú, en los últimos 30 años, nuestra historiografía ha ganado mucho en objetividad.

Los estudios etnohistóricos, por ejemplo, de peruanos y extranjeros, nos han permitido acercarnos a una nueva historia de las sociedades prehispánicas y entenderlas a partir de los conceptos modelos, a veces propios, y otras utilizados para entender diversas y grandes civilizaciones en el mundo.

4. La historia como crítica y superación: una memoria nacional.

Jorge Basadre, en su monumental Historia de la república del Perú, concluida en los años ´40 y desarrollada hasta los años ´70, realizó el último gran esfuerzo por construir una historia nacional. Su idea central era el sistema republicano, bueno para todos, liquidaba las historias particulares y creaba una gran arquitectura administrativa donde se podrían incluir todos los proyectos menores o aislados. Esa arquitectura administrativa, en realidad la república, era la metáfora que utilizaba para hablarnos del proyecto nacional peruano.

Sin embargo, en los mismos años ´60, se levantan multitud de voces para increparle por sus olvidos, omisiones y sus descuidos; lo acusaron de eludir la historia agraria, la historia de las regiones, del campesinado, de la economía, para concentrarse en la historia de las élites y acontecimientos, políticos y militare. Los que Basadre consideraba habían conducido y estructurado la nación peruana. ¿Pero de que otra manera habría de construir una historia nacional, sino con inclusiones y exclusiones, recuerdos y olvidos, batallas y héroes, victorias y derrotas, miserias y grandezas?


La historia peruana es compleja y sin embargo ofrece múltiples tópicos por investigar, las escuelas y centros de formación deben aprender los procesos estructurados que la inquietud científica brinda. Así valoraremos mejor el saber ancestral y milenario de culturas y civilizaciones que nos antecedieron, rescatando lo más esencial de cada época y periodo que conduzca a la integración de una nación respetuosa de las múltiples naciones que dan sustento a la unidad de ser peruano. (Al terminar de exponer las razones, todos o casi todo empezaron a mirarme con desprecio). Entonces esbocé, algo más práctico y creo que fue una respuesta acertada.



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