lunes, 7 de septiembre de 2015

LA INCERTIDUMBRE DEL INOCENTE

IE Nº 0413-TOCACHE

Ser maestro de escuela pública en la actualidad es un gran reto. Aunque por todos lados se escuchan el avances de la ciencia, la técnica y el conocimiento, en nuestras escuelas (en su mayoría) hay una lentitud y parsimonia al cambio. Los cambios son largos proceso cualitativos que se evidencian en las nuevas etapas negando a las anteriores en un devenir perpetuo. Sin embargo esto no ocurre en la educación nacional. Aún tenemos atisbos de lentitud a los nuevos procesos de cambio. Será que tenemos que esperar que las ideas de interioricen por completo y den fruto.
Estos cambios no siempre resultan mejores, hay que considerar que no todo proceso desencadena algo positivo en su producto final. Para estar seguros que el proceso está siendo bien condicionado hay que verificar constantemente los avances si se quiere conducir un buen proceso. Hace falta entonces que nuestras autoridades se hagan cargo no solo de una fracción (que resulta significativa como experiencia), sino del todo. En este sentido la última escuelita del ande que pervive con lo básico y esencial, hasta los COAR asentados en las capitales de provincias. Desde los PRONOEI, hasta las aldeas infantiles. Todos deben merecer el mismo trato.
La preocupación tiene que ser integral y que no baste con buenas intenciones y mejoras del currículo, y que estos últimos no sean políticas de gobierno y saludo a la bandera o mejor dicho un parche caliente para el sistema que colapsa.
Constantemente nos estamos comparando con las economías de los otros países, que es necesario, pero más necesario aun es la inversión de la economía nacional en mejorar la calidad educativa, de atender las necesidades de nuestras escuelas como ya dijimos sin miramientos ni segregacionismos.
Se nos habla de un cambio de perspectiva en la evaluación sin embargo, se nos evalúa con pruebas estandarizadas, pero esto no es lo peor sino que aun no se ha comprendido la finalidad de este proceso. Debería entonces obligarse a nuestros especialistas aplicar lo que se predica y ser los primeros en someterse a una evaluación para la calidad de nuestros aprendizajes.
Creo que en el Perú los cambios pueden y deben tener lugar, pero debe ser pensando desde nuestra realidad como sí se viene haciendo. Ahora toco seguir implementando las políticas que sean sostenibles en el tiempo y viables. Que se desarrollen procesos de largo alcance y que no solo sea por turnos de gobierno. Que no caiga en la incertidumbre de los inocentes que merecen una educación para la vida. Una educación que permita cumplir un ciclo y evaluar resultados. Que no se interrumpa la semilla cuando empieza a caer en suelo fértil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario