Aprendimos
a odiar como las bárbaros
etéreos
que siempre fuimos
[cargados
de dolor como dos polos],
listos
para aprender el juego de los no-hombres.
Arrancado
las flores y las hojas frescas
de
los ajuares de la primavera.
imprimiendo
el gris de nuestras almas
en
cada acto como los seres deshabitados
que
siempre seremos.
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