Desolación
Cuándo seremos
la sal de la Creación,
contados uno por
uno como los granos sobre la mesa.
Cuándo estaremos
listos para habitar la casa...
Cada día respiro
por otros cuerpos el aire que no es aire,
es fuego
deletéreo.
Mis pasos son
huellas que acaban con la naturaleza de otro hombre.
Nadie quiere ser
solo y habitar en la profundidad de la cabeza.
Solo, muero:
sin aire, sin
sol, sin el polvo que deja los pasos viajeros
que vienen a mí
tras fumarse los pulmones de la vida.
¿Por qué no
puedo juntarme a otro, sumarme a otro,
antes que lluevan monedas cómplices de los días?
No quiero
resistir la orquesta fúnebre otra noche.
No puedo habitar
en la ciudad de la involución.
Qué queda por
sacar de la manga,
sólo hay días
modernos y pirotecnia por doquier…
¡Pronto
tendremos que respirar a la fuerza!
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